El uso del ácido hialurónico puede ser diverso, pero actualmente y desde hace algunos años goza de mucha popularidad dentro del campo de la cosmética y cirugías estéticas. Puede ser utilizado en varios sectores del rostro, incluyendo los pómulos y los labios.
¿Por qué tocamos este tema? Porque al pasar la vida, nuestro cuerpo va envejeciendo y en este blog cuidamos todo el bienestar. No sólo nuestra salud al ejercitarnos y fortalecer nuestro cuerpo, sino también mejorando nuestro estado de ánimo general y para lograr esto, nos gusta vernos bien.
A menudo aparecen detractores de las cirugías estéticas o ciertos recursos para el cuidado de la imagen, por ejemplo, el relleno de acido hialuronico. Pero los argumentos en contra suelen ser muy sosos y snobs. Es decir, después de todo, la piel es un órgano y si envejece no está nada mal rejuvenecerlo y hacerlo lucir mejor. No estamos hablando en cuanto a un uso excesivo (que como todos los excesos en la vida, no son muy buenos), sino a un uso mesurado y consciente. Puede hacernos sentir muy bien, hacernos lucir mejor y por tanto sentirnos mejor con nosotros mismos.
Pero contemos entonces un poco de su historia: Fue descubierto en la Universidad de Columbia en Estados Unidos en la decada del '30, pero no fue hasta la decada del '40 en que pudo ser comercializado. En ese entonces se extraía de los ojos de las vacas pero luego comenzó a sintetizarse de las crestas de los gallos para que sea más viable economicamente.
Todavía no estaba muy claro su uso, pero sí se conocían muy bien sus propiedades: retención del agua por hasta mil veces su peso.
Ahora que conocemos cómo se originó la investigación y hacia dónde tendía la aplicación real de éste, vemos lo beneficioso que puede resultar en la vida cotidiana como alternativa a otras sustancias como la toxina botulínica (Botox).
Así, el acido hialuronico puede ser inyectado en la piel de la cara sin mayores inconvenientes. Pues se trata de una sustancia que ya se encuentra en nuestro organismo, sólo que como sucede con la gran mayoría de otras sustancias de nuestro cuerpo, con los años se dejan de producir en las mismas cantidades que antes.
Es por esto que funciona de maravillas para poder rejuvenecer la piel de alguna manera. ¿Cómo? Pues permitiendo modificar los efectos del envejecimiento, pudiendo rellenar los surcos ocasionados por los pliegues subcutáneos y el paso del tiempo.
Así se consigue restaurar la belleza facial en lugares en los que no nos sintamos a gusto, pudiendo de alguna forma remodelar esos sectores gracias a esta beneficiosa sustancia.
Una de sus grandes ventajas es su propio accionar pues al ser distribuido alisa las arrugas de la piel y favorece la elaboración natural de colágeno, lo que a su vez mejora su efecto rejuvenecedor por las bondades de éste último también.
Por todas estas razones es que puede resultar una muy buena alternativa para vernos mejor, siempre y cuando hagamos el procedimiento con médicos autorizados y capacitados y en establecimientos habilitados para estos fines.
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